2010/04/12

Senado en Falta

Mal de ausencias: el Senado nunca juntó a sus 72 legisladores
No hubo asistencia perfecta ni en la jura ni cuando Cristina abrió las sesiones de 2010.

Ni el día de su propio juramento ni aquella jornada en la que los convocó la máxima autoridad política del país. Desde que cambió la composición de la Cámara alta, tras las elecciones del 28 de junio, nada ni nadie fue motivo suficiente hasta ahora para ver a los 72 senadores de la Nación sentados todos juntos.
En el último comicio se renovó un tercio del Senado, lo que implicó el recambio de 24 bancas. La bienvenida se pautó para el 26 de noviembre, dos semanas antes del arranque oficial de la nueva composición. Pero ese día de juramentos, la cordobesa opositora Norma Morandini andaba de viaje por el exterior. El faltazo le costó caro: recién logró asumir su cargo tres meses después. Aunque el 24 de febrero no sólo quedó registrado por la tardía jura de Morandini, sino más bien porque fue el anticipo de lo que ocurriría de ahí en adelante. Carlos Menem lo hizo y pegó el primero de una serie de faltazos (cada vez menos) sorpresivos. Sin embargo ese día, con 71 senadores sentados, se reeligió al K José Pampuro como presidente provisional del cuerpo. Pero cuando los opositores esperaban ingenuos apoderarse de las comisiones, los oficialistas huyeron y los dejaron sin quórum.
La jugada, además devolver al riojano a la tapa de los diarios por algo que no fueran causas judiciales, logró posponer la discusión por el reparto de cargos una semana. El 3 de marzo Menem dijo presente, pero en esa sesión (que se terminaría transformando en la única del año) se ausentó la misionera Elida Vigo. Dos días antes, el discurso inaugural de Cristina tampoco atrajo a todos: faltaron 16 senadores, casi todos opositores.
Lo que siguió fue una vergonzosa trilogía de peleas por el quórum y los temas que tiene parado al Senado desde hace más de un mes. El 11 de marzo, cuando la oposición se fregaba las manos para llevarse puesta a Mercedes Marcó del Pont y evitar que siguiera en el Banco Central, el cambio de postura de dos senadoras de su bando (Latorre y Bongiorno) llevó a los anti K a no bajar a la sesión.
La semana siguiente, por fin, parecía que el Senado encararía la postergada agenda. Es más, se hablaba del compromiso para sesionar y ganar y perder según la relación de fuerzas. Pero no, Menem lo hizo otra vez y los 36 senadores opositores se quedaron hablando solos. El último intento de sesión, la semana pasada, fue un calco, con el kirchnerismo festejando afuera del recinto otra jornada sin trabajar. El resumen: siete reuniones, ninguna con todos los senadores presentes. Un escenario que desemboca hoy en solicitadas, reclamos para usar la fuerza pública y posibles descuentos de sueldo para los senadores que se hagan la rata.
(E. Paladini-Clarín)

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